UN PÁRROCO QUE DEJA HUELLA
El padre Porfirio Ramírez Paredes, nuestro párroco por casi seis años, deja una parroquia, cuya comunidad siempre lo tendrá en su corazón, con cariño,
agradecida por su labor pastoral y por las obras que realizó para el bienestar de la comunidad.
Una parroquia soportada en sus grupos parroquiales, algunos nuevos y fortalecidos los ya existentes. Creciendo espiritualmente en todo este tiempo, gracias a su guía y dedicación.
Un párroco de gran espiritualidad, constante preocupación por los ancianos, los enfermos y los pobres, trabajó siempre por el crecimiento y fortalecimiento espiritual de la comunidad. Tuvo tiempo e interés para el mejoramiento de la sede parroquial, con obras en el templo, casa cural, oficina y salón parroquial: el parqueadero, las bancas del templo, y de manera muy especial no sólo como obra material, sino por lo que ha significado para la espiritualidad de la comunidad y de las personas que diariamente pasan por nuestro templo, el traslado del Oratorio, que permite que las personas tengan permanente acceso para su oración ante el Santísimo.
Ahora nos toca despedirlo, decirle hasta pronto padre Porfirio, gracias por toda su labor, sus enseñanzas y dedicación, que el Señor lo colme de bendiciones y lo guie en su nueva tarea. Otras ovejas necesitan su pastoreo. Siempre lo recordaremos.